Los poetas venezolanos de mi generación (Nacidos entre 1940 y 1950)

Me he tomado la libertad de extraer estos nombres de la antología presentada en orden cronológica por el poeta José Jesús Villa Pelayo en el blog: http://poetasvenezolanos.blogspot.com/ Seguramente hay algunos poetas más de esta generación, esparcidos física o espiritualmente en nuestras ciudades, o por la provincia o radicados fuera del país.
Si alguien piensa que he ignorado a algún otro poeta reconocido y nacido en esa década, no ha sido en realidad mi intención y le agradecería mucho que me escribiera, si fuera el caso, a fin de agregarlo.




Poetas adultos contemporáneos:

JOAQUÍN MARTA SOSA (Nogueira, Portugal, 1940)
GUSTAVO PEREIRA (Punta de Piedra, 1940)
LUIS ALBERTO CRESPO (Carora, 1941)
JOSÉ BARROETA (1942-2006)
LYDIA FRANCO FARÍAS (1943-2004)
ALFREDO CORONIL HARTMANN (Caracas, 1943)
BLAS PEROZO NAVEDA (Maracaibo, 1943)
JULIO MIRANDA (1945-1998)
ENRIQUE MUJICA (San Juan de los Morros, 1945)
REYNALDO PÉREZ SÓ (Caracas, 1945)
MARÍA FERNÁNDA PALACIOS (Caracas, 1945)
HANNY OSSOTT (1946-2002)
MARGARA RUSSOTTO (Palermo, Italia, 1946)
ELEAZAR LEÓN (Caracas, 1946 - 2009)
ELÍ GALINDO (1947-2006)
MARÍA CLARA SALAS (Caracas, 1947)
ENRIQUE HERNÁNDEZ D’JESÚS (Mérida, 1947)
WILLIAM OSUNA (Caracas, 1948)
ARMANDO ROJAS GUARDIA (Caracas, 1949)
ALEJANDRO OLIVEROS (Valencia, España, 1948)
RAMÓN ORDAZ (El Tigre, 1948)

Con algunos de ellos he compartido momentos gratos, a otros no los conozco o no los conocí personalmente. Pero la idea es que podamos conocerlos a todos a través de su obra poética.

Comenzaré por aquellos que ya no están entre nosotros: José Barroeta, Lydda Franco, Julio Miranda, Hanny Ossott, Elí Galindo y Eleazar León.

“Pienso que la muerte de cualquier poeta que hemos leído con respeto, aunque nada sepamos de su vida, nos suele producir una pena que no sabemos bien dónde ubicarla ni cómo decirla, pero que permanece.”

El Salmón – Revista de Poesía

José Barroeta: (Pampanito, Trujillo 1942 – Mérida, 2006) Poeta, ensayista, abogado, profesor y Doctor en Literatura Iberoamericana (Sorbonne, París).

Pepe Barroeta, como le llamaban sus amigos, es autor de seis libros de poemas: Todos han muerto (1971), Cartas a la extraña (1972), Arte de Anochecer (1975), Fuerza del día (1985), Culpas de juglar (1996) y el hasta ahora inédito Elegías y olvidos (2006), todos ellos reunidos en Todos han muerto. Poesía completa (1971-2006)

Poeta de entrañable riqueza lírica supo representar como ningún otro al hombre mitad rural mitad urbano. La pérdida de la aldea originaria, la muerte que es subvertida por el sueño y la remembranza. El tiempo inmóvil en el que el poeta parece permanentemente encontrarse y la búsqueda de paraíso extinto a través del amor, la locura y el sueño.

Residió en Mérida (Venezuela),desde finales de los 70, a excepción de algunos años que vivió en España (Barcelona y Madrid) y Francia (París)

Se desempeñó como profesor del área de Literatura Hispanoamericana y venezolana en la Escuela de Letras de la Universidad de Los Andes. Figura destacada en la creación literaria venezolana, participó como miembro de los grupos literarios "Tabla Redonda", "En Haa", "Tropico Uno", "La Pandilla Lautrèamont", "Sol cuello cortado", entre otras.

De su poemario "Lugares comunes" en Poesía completa (1971-2006), editado por Candaya bajo el título "Todos han muerto", rescatamos:

Puerto de Santa María y Campana

Llueve, llueve en el puerto, en el cuerpo
en el silencio.

Mi madriguera de hojas azules voltea
naufraga en el porvenir de la lluvia y de las vocales
abiertas en la tierra firme.

Llueve y gime la palabra
el corazón de los peces en la boca de ostra
la oración y la iglesia destruida por una lluvia
que no llega y sin embargo llueve.

Mi ombligo de Dios es una tienda húmeda
nos custodia de las aguas lejanas y del ventarrón
de la niebla
en una colina desconocida.

En mí están lloviendo los ojos
y como siempre doblo.
Lydda Franco Farías: nacida en la Sierra de San Luis (Estado Falcón) en el año 1943, se radicó en Maracaibo y fallece en el año 2004.

Fue una poeta combativa en el mejor sentido de la palabra, ganadora de premios regionales y nacionales en poesía. Su último libro en vida fue Antología poética, publicado en 2002. Además había publicado Poemas circunstanciales (1965), Summarius (1985), Recordar a los dormidos (1994), Descalabros en obertura mientras ejercito mi coartada (1994), Bolero a media luz (1994) y Una (1998).

Lydda es una de las voces más vitales de la poesía venezolana de la beligerante década de los años sesenta. Formó parte de una de las generaciones más irreverentes de nuestro país, allá en su Zulia adoptiva. Con un grupo de alzados contra el mundo, plena de gozo verbal y espiritual, hizo la tarea de enfrentarse a los desmanes de quienes siempre se han creído poderosos cuando llegan a la cúspide política.

Llegó un día en que renunció a todo partidismo político, abandonó totalmente la militancia activa, y a partir de allí, se dedicó a escribir, decisión que nos permite deleitarnos con su legado poético.

Del poemario "Poemas circunstanciales", 1965

No nací para ocupar un espacio y nada más.
Ignoro cuál será mi participación.

Me tocó ser mujer y no me quejo,
me tocó caer en la humedad del tiempo,
en la inhóspita sequedad de los caminos
pero aquí me quedo
entre escombros y desperdicios.

Destruyan mi epidermis resentida,
despedacen mis sueños, mi alegría,
aniquílenme
mas no pretendan sancionarme
porque un día aparecí sobre la tierra
y tuve voz y grité
y tuve fronteras y no quise despertar sin ellas
y tuve armas y allí están
perfiladas, inmóviles, ariscas.

No pudieron
moldearme a su antojo,
ni darle la forma requerida a mis palabras,
ni templar los metales de mi risa con sus martillazos de odio,
ni siquiera lograron meterme de cabeza en un canon infesto
Julio Miranda (1945-1998): nació en La Habana, Cuba, Con estudios de filosofía, idiomas y teatro, su febril actividad en Mérida cubrió la poesía, el ensayo, la traducción y la crítica e investigación cinematográfica. Recorrió el mundo, exiliado desde principios de los sesenta, viviendo en Francia y Venezuela, Estados Unidos y España, Italia e Inglaterra.

Crítico literario, brillante antologizador, motor de varias publicaciones, ensayista. Se movió siempre con enorme facilidad en la poesía, el cuento, la novela, el ensayo literario y la crítica cinematográfica.

Poeta, con una docena de libros. Julio Miranda escribió de todo y todos, es decir, de muchos otros escritores, con una lucidez y una creativa punzante o asombrosa. Libros de poesía: Mi voz de veinte años (Granada, Veleta al Sur, 1966), El libro tonto (Madrid, El toro de Barro, 1968), Jaén, la nuit (Jaén, El Olivo, 1970), No se hagan ilusiones (Caracas, Edics.Bárbara, 1970), Tablero (Málaga, El Guadalhorce, 1972), Maquillando el cadáver de la revolución (Caracas, Fundarte, 1977), Parapoemas (Caracas, Monte Avila, 1978), El poeta invisible (Caracas, Fundarte, 1981), Vida del otro (Caracas, Con Textos, 1982), Anotaciones de otoño (Caracas, Mandorla, 1987), Rock urbano (Maracaibo, Dirección de Cultura, Universidad de Zulia, 1989), Así cualquiera puede ser poeta (Caracas, Pen Club de Venezuela, 1991), Máquina del tiempo (Mérida, Edics. Mucuglifo, 1997).

Danza

Bailo
con mi hija en brazos.

Comencé
para calmarla.
Hace rato que duerme
cesó la música
y yo sigo bailando.

He improvisado una danza algo salvaje:
vueltas a derecha e izquierda
ritmadas por golpes de talón
y gritos sofocados.

Se ha hecho de noche.
La cuna quedó atrás
el cuarto quedó atrás
la casa quedó atrás.

Avanzo
mientras bailo
por una tierra de incendios y humaredas.

Bordeo los cráteres
busco aberturas en las alambradas
evito los cadáveres

Las trincheras me obligan a dar largos rodeos.

Bailo y avanzo
giro, vigilo y giro.
Afortunadamente
mi hija sigue durmiendo.
Hanni Ossott: considerada como una de las voces fundamentales de la poesía venezolana contemporánea; nace en Caracas el 14 de febrero de 1946 y fallece en la misma capital, el 31 de diciembre de 2002.

Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela y Profesora de la Escuela de Letras en esa casa de estudios, dicta durante veinte años, asignaturas, todas ellas enmarcadas dentro de su propia visión del existir : “Necesidades Expresivas”, “Poesía y Poetas”, “Literatura y vida”, “Poesía y pensamiento”, ... declarando en la enseñanza de sus cátedras.

Su obra literaria incluye títulos como “Hasta que llegue el día y huyan las sombras”, “El reino donde la noche se abre”,“Plegarias y penumbras”, “Cielo, tu arco grande”, “Casa de agua y de sombras” y “El circo roto”.
Pese a especializarse en poesía llegó a publicar varios libros de ensayos filosóficos. Obtuvo los Premios Nacionales de Poesía José Antonio Ramos Sucre y Lazo Martí y, en 1988, fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC).

En una oportunidad, Manuel Caballero, quien fuera su esposo, expresó que, a diferencia de otros artistas, “Hanni no escribía poemas, sino que los vivía con una intensidad inigualable”.

Poesía

Quien vive la poesía, vive la tensión.
El cielo, la tierra, los hombres les resultan extraños.
Calla: aquí vive un Angel...! un pájaro!
La serenidad y la tormenta conciernen al poeta.
El cielo naranja sobre una colina azul
La sagrada voz del Réquiem de Brahms
El plenilunio. La melancolía.
Al poeta le gusta el abrazo
el roce, los besos llenos de licor
y la caricia, la última caricia
la caricia final
susurrada
infinita
¿Qué es ser poeta?
Llorar.
Llorar. Infinitamente.
Y escuchar una voz de hombre
silente y viril
por su feminidad perdida
porque la poesía es feminidad.
Y los hombres poetas deben ser femeninos.
Y las mujeres poetas deben ser masculinas
Y esta es ley de Dios
Ley sagrada
Elí Galindo: nació en San Sebastián de los Reyes, estado de Aragua, en 1947. Fue además profesor universitario y colaboró con las más importantes publicaciones de su país.

San Baudelaire (2006) es la recopilación de sus mejores trabajos, los que en su momento fueron celebrados y aplaudidos.

Entre sus trabajos se cuentan Las estrellas fugaces me ponen ebrio (1971, inédito hasta la presente antología), Los viajes del barco fantasma (1974), ganador del Premio Universidad Central de Venezuela mención poesía, y Ruido de las esferas (1986). En 1985 obtuvo el Premio Internacional de la revista Poesía, de la Universidad de Carabobo y, en 1987, el Premio Francisco Lazo Martí, de Poesía, que otorga el Consejo Nacional de Cultura (Conac) de Venezuela.

Elí con Gustavo, Raffie y Jean Ives













MI CASA ME BUSCA

Mi casa me busca
me husmea
a todas parte me sigue

Aunque me encuentre en lo más desolado
ella está conmigo

De las calles me recoge
en los malos sitios me azota
jamás me abandona

Ni en los peores momentos
de nada me priva
Ante su patio me coloca

Bajo la sombra de sus hermosas hojas
me da techo
Es capaz de ofrecerme su propio alimento
de todo me cobija

cuando me sabe solo
junta su rostro al mío
y aullamos como lobos al viento
Eleazar León (Caracas, 1946 - 2009): nació en la ciudad de Caracas. Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela, y profesor de la Escuela de Letras. Perteneció al famoso Taller Calicanto, dirigió el Taller de Poesía de la Escuela de Letras y el del CELARG.

Entre los libros que publicó se encuentran: Precipicio de pájaros (1971), Por lo que tienes de ceniza (1975), Estación durable (1976), Cruce de caminos (1977), Palabras del actor en el café de la noche (1982), A la orilla de los días (1982), Reverencial (1991), Hechura de palabras (1992), Cuartetas (1993), Descampado (1999), Papeles para un adiós (2004) y Rubayyats (2009).

Cuenta José Jesús Villa que Eleazar se tomaba muy en serio la poesía, así como enseñarla. Porque era básicamente un maestro, uno genuino. Nació en 1946; por tanto, era un vástago de la II Guerra Mundial y de la Venezuela que nacía con Médina Angarita y López Contreras, la Venezuela post gomecista. Nació como un hombre del pueblo, en Caracas, y nunca pretendió ser nada más que eso, un hombre y un poeta del pueblo, y por supuesto, del mundo, porque su aliento era universal y universalista.

Ya no sé nunca de vivir

A veces alguien se me muere sin yo saber, sin
conocerlo, y ando buscándome su historia para
quedarme un rato, para irme y volver y luego estarme
con su ausencia, con su memoria, con su regreso.

Vienen así a rodearme muchedumbres perdidas, y
yo les digo por lo bajo, como también sin mundo: ya
no sé nunca de vivir, no tengo manos en la caricia,
váyanse y vuelvan comenzando el camino, digan de
nuevo el amanecer, desanuden los años, tal vez el
mar, la duermevela, el día, de seguro las cumbres, la
claridad.

Pero siguen mirándome y yo jamás, yo nunca, y de
sus voces me queda el tiempo, la distancia solícita
que viene a ver las despedidas, y ese susurro de larga
niebla de los cuerpos de sombra, la fiesta rota de la
vida, los cautiverios.

Créanme mucho que yo sigo sin nadie cuando
alguien sueña para siempre, se queda solo para
siempre, y así me doy con los sollozos de la viudez
del mundo porque un mortal ha muerto.


Poema de “Reverencial” que Eleazar dedicó al Chino Valera Mora.